La presidenta de Brasil pudo haberse quedado en la
embajada, pero prefirió el hotel ya que cree que facilita «la rutina de
trabajo»
En su estancia en Roma para acudir a la Misa de
Inauguración del Pontificado del Papa Francisco, Rousseff puso de
manifiesto que el Gobierno de Brasil viaja a lo grande.
En lugar de acudir a la embajada del país en Roma,
que es lo habitual en un viaje de este tipo, la comitiva en la que viajaban
Dilma Rousseff, 4 ministros, guardaespaldas y personal de apoyo, eligió
alojarse en un hotel de la ciudad.
La embajada brasileña se encuentra en una mansión
situada en el centro de la capital y habría salido completamente gratis. Pero
según publica el diario brasileño «Folha de Brasil»,
Rousseff reservó 52 habitaciones en un hotel de lujo e hizo uso de 17 coches en
su estancia de 3 días en el Vaticano.
En este establecimiento, la noche se paga como
mínimo a 700 euros y a 6.000 euros en el caso de la suite. Según un portavoz de
la presidencia, esto se debe a que «así la rutina de trabajo es más fácil».
Además, la representación brasileña en Roma carece por el momento de embajador.
ABC.ES@ABC_ES / MADRID
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